Bajo el liderazgo de Miguel Champalimaud, que a partir de 1976 asumió la producción de los vinos de la Quinta do Côtto, el concepto de Vinos de Quinta se destacó, de tal forma que, en los últimos 30 años, sigue siendo el concepto basilar en la vitivinicultura y en la enología portuguesas.
Durante siglos, la producción vitivinícola que se desarrollaba en la Quinta do Côtto estuvo enfocada en el vino de Oporto y en pequeñas cantidades de vino blanco y tinto para consumo exclusivo de la familia.
Sin embargo, después del crisis causado por la filoxera, se llevó a cabo, a partir de 1932, un programa de modernización de las viñas y bodega, con especial enfoque en la producción de vinos de Douro, tintos y blancos, y aún en el Oporto Vintage, a partir de las variedades de uva tradicionales que existen en la propiedad, a par de los más modernos métodos de vinificación.
Bajo el liderazgo de Miguel Champalimaud, que a partir de 1976 asumió la producción de los vinos de la Quinta do Côtto, el concepto de Vinos de Quinta se destacó, de tal forma que, en los últimos 30 años, sigue siendo el concepto basilar en la vitivinicultura y en la enología portuguesas.
Desde entonces, poco a poco, ante su creciente calidad, los vinos de Quinta se afirmaron y ganaron mercado y reputación en toda la Europa. La mencionada evolución fue posible gracias a la consolidación del concepto de Vino de Quinta liderado por la Quinta do Côtto.
En la actualidad, para los expertos europeos en vino, un Vino de Quinta significa que, además de haber sido producido y embotellado en un terroir específico (la Quinta), también expresaa que ese vino fue cuidadosamente producido y seleccionado por el propietario del viñedo, lo que le garantiza calidad, personalidad y autenticidad, características sin las cuales ningún vino se podrá considerar un gran vino.